domingo, 4 de junio de 2017

Sumisión (2015), de Michel Houellebecq

Houellebecq es un reconocido poeta, novelista y ensayista francés, considerado uno de los máximos exponentes de la llamada “nueva narrativa francesa” (Nouveau Roman) de finales del siglo XX y comienzos del XXI, junto a otrxs escritorxs como Emmanuel Carrère, Patrick Modiano y Amélie Nothomb, por nombrar solo algunos. Las principales características de esta nueva narrativa son el lenguaje afilado y mordaz, el amor como constante interrogante, el reconocimiento del problema del otro como tema relevante y el contexto sociopolítico actual como escenario de representación. De todos modos, es importante señalar que escritores, como R.Bolaño indican que hablar de literatura de x país no es más que un prejuicio, pues, se cae en un reduccionismo aberrante, ya que “la literatura no tiene nacionalidad”. Podemos o no estar de acuerdo (yo difiero bastante), pero lo que sí se puede destacar en Houellebecq, es su sentir pesimista y contradictorio frente a esta postmodernidad tan vulgar y compleja.

Sumisión se enmarca en una futura Francia del 2022, año convulsionado por la elecciones presidenciales que, ante los débiles partidos tradicionales, dan el triunfo al Partido Fraternidad Musulmana, cuyo líder Mohamed Ben Abbes se convierte en el primer Presidente musulmán del país, personaje ficticio que derrota a Marine Le Pen (candidata real a la presidencia francesa, por el Frente Nacional -ultraderecha-). En este contexto, François es el protagonista narrador: un tranquilo profesor de la Universidad de la Soborna, soltero, alcohólico, además de enamoradizo, nostálgico y poco tradicional galán -nada atractivo- y con varios problemas a la salud.

En esta novela es imposible disociar el mundo de lo público con el de lo privado. Constantemente, François realiza diversos comentarios y acotaciones sobre el complejo escenario en donde la llegada al poder de la Fraternidad Musulmana remueve tanto lo político como las relaciones sociales y personales, convirtiendo a Francia en el primer país europeo-musulmán: se intenta privilegiar un proyecto educativo centrado en la religión como elemento unificador y formador de una nueva ciudadanía dominada por hombres, que relega a las mujeres a las labores domésticas y familiares. Asimismo, se instala la poligamia como forma de hacer familia y el Corán como regla moralizante ante una sociedad corrompida. Entre tanto, François nos cuenta sobre sus amoríos, su contrariado oficio de profesor y el competitivo mundo de la academia, dispuesto a callar por la obtención de beneficios personales.

La publicación de Sumisión provocó un profundo revuelo mediático en Europa, especialmente, debido a que el mismo día en París se perpetró un atentado a las oficinas del semanario satírico Charlie Hebdó, en cuya portada aparecía Houellebecq a modo de profeta, con su reciente libro publicado. Desde el primer día, Sumisión desató una polémica, deseada o no por su autor. Se le acusó de islamófobo, de querer desprestigiar la imagen de los musulmanes en Francia, país en donde la migración es cada vez en un tema más delicado, debido a las crecientes protestas antimigratorias, raciales y ultra-nacionalistas. Esta atmósfera no deja de ser relevante para comprender la discusión suscitada por Sumisión, al mismo tiempo que dejaba el camino listo para ser un éxito de ventas en todo el mundo.


En fin, a modo personal, varios puntos se observan como interesantes. En primer lugar, la literatura, o el amor-odio hacia ella que profesa el protagonista narrador. La literatura como forma de expresar quiénes y cómo somos; la libre expresión como única arma para salvarnos y la entrega total hacia la honestidad de las letras. La relación de  François con Huymans -escritor de cuya obra realiza su tesis doctoral- se torna real y, apasionante, pues, “Igualmente, un libro que nos gusta es ante todo un libro del que nos gusta el autor, al que deseamos conocer y con el que apetece pasar los días”. Por otro lado, aparece la personalidad del protagonista como la de un ser agobiante, oscuro y sin mayores ambiciones.  François, un cuarentón incapaz de expresar sus sentimientos de manera clara, aparece oculto tras la máscara -o realidad- de un hombre frío sin una vida propia, fuera de las salas de clases. Este protagonista narrador se mueve en órbitas parecidas a las que trata Houellebecq en otras obras: política y sexo.

En segundo lugar, otro punto relevante es la descripción que realiza sobre la política como aparato más bien pragmático, y no tanto ideológico: “La mayoría de la gente parecía haberse cansado de oír hablar del tema [las elecciones presidenciales] y, en el entorno que frecuentaba, el cansancio había aparecido antes que en otros sitios: ocurriría «lo que tenga que ocurrir», así podría resumirse el sentimiento general”. La sociedad francesa es descrita como una sociedad apolítica: sin definiciones claras sobre el futuro compartido-deseado, y que no apunta a grandes transformaciones sociales, sino más bien a la seguridad en temas valóricos y morales -en una especie de “vuelta al tradicionalismo”. En el libro, el partido musulmán capta ese malestar y logra liderar la «crisis de los valores».

Finalmente, un aspecto relevante, y muy relacionado a los anteriores- es el marcado nihilismo del protagonista y su recurrente nostalgia sobre el pasado. François observa en el futuro del país -liderado por el partido musulmán- una auténtica solución a sus problemas existenciales: cierta estabilidad económica, social y espiritual abre esperanzas para su inalterable y apacigua vida: “Que mi vida intelectual había acabado era una evidencia cada vez más obvia, aún participaría en vagos congresos, viviría de mis restos y de mis rentas; pero empezaba a adquirir consciencia -y eso era una verdadera novedad- de que, probablemente, habría otra cosa”.

Sumisión es un libro que me gustó, especialmente, porque se trata de una historia actual que representa de buena forma algunas cuestiones políticas fundamentales: la apolitización de las masas, el desencantamiento del mundo, la exageración y la vuelta al tradicionalismo en su faceta más temida por algunos franceses: el islamismo. Si bien, pienso que el libro trae algunos excesos, es sin dudas una buena lectura para reflexionar sobre la política y sus formas de penetrar en nuestras vidas privadas.



3 comentarios:

  1. Gracias por la entrada! Está claramente escrita por una socióloga! jajaja qué entretenido tomar conciencia de eso.
    Respecto a la novela, me parece interesante el punto sobre el vínculo entre la política y la cotidianidad, o más precisamente -al parecer- entre lo que es de interés público y aquello que acontece en lo privado. Digo interesante porque no es un tema tan presente en otras novelas de Houellebecq. Lo que sí acostumbra a hacer, e imagino que no dejará de ser el caso en esta novela, es a mostrarnos personajes que construyen su propio mundo dentro de la realidad que los alberga: a veces virtuosos dentro de un mundo decadente, otras rancios dentro de un mundo (no sé cómo decirlo) no tan indecente -parece ser este el caso de Francois.
    Saludos!

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    1. "Interés público", me encanta ese acercamiento.
      Gracias por el coment! Préstame los otros de ese viejujo.

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    2. Gueno. Le tengo (en orden de recomendación): Partículas elementales, El mapa y el territorio, Plataforma, y Ampliación del campo de batalla.
      :)

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