lunes, 20 de marzo de 2017

Memorias de una superviviente (1987), de Doris Lessing

Llegué a este libro por casualidad. No lo estaba buscando, pero en cuanto lo vi pensé que sería bueno leer algo de esta autora, Premio Nobel de Literatura del año 2007. Doris es considerada una de las escritoras más inagotables de su generación: ha escrito novelas, cuentos, poemas y ensayos, moviéndose entre diversos géneros literarios. Doris Lessing se caracterizó por el marcado llamamiento al feminismo en sus escritos, pero además por el compromiso político y social inmersos en ellos, lo cual le valió diversas críticas; incluso de ella misma, pues, en sus últimos años manifestó no sentirse cómoda con ese “encasillamiento”. Destacan las obras El cuaderno dorado y El quinto hijo entre sus principales composiciones en donde lo femenino y la ruptura  posmoderna adquieren principal significación.


Desde el comienzo me costó mucho leer esta historia: no le seguía el hilo, no me llamaba mucho la atención, lo tomaba y lo dejaba intercaladamente, en fin, no me convencía. Pero, atenti, que es sólo un acepción muy personal. Memorias de una superviviente es una novela muy particular que retrata la historia, en primera persona, de una mujer madura y Emily, la desconocida niña que irrumpe en su vida de la manera más extraña posible. La narradora parece llevar una vida tranquila, a pesar de los hechos que ocurren alrededor, pero la llegada sorpresiva de Emily sacude su cotidianeidad, puesto que debe hacerse cargo de la menor sin siquiera conocerla.

La historia se divide en dos planos aparentemente disímiles. Por un lado, aparece la historia “real”, la historia de los hechos concretos; y, por otro lado, aparece la historia “ficticia” o surreal, entendida así debido al traspaso que realizan las protagonistas en el tiempo y el espacio, con el sólo hecho de atravesar las paredes del departamento, entrando a un mundo paralelo, difícilmente situable.

En el mundo de lo “real”, en medio de un escenario marcado por una crisis desconocida, la mujer narradora, solitaria y apacible, debe hacerse cargo de Emily, quien es abandonada por un hombre en su departamento. La narradora nos cuenta que hay una especie de tragedia político-social en el país donde vive: casas deshabitadas, personas errantes deambulando por las calles, desabastecimiento de los locales comerciales, crisis y corrupción del gobierno de turno, entre otros aspectos, los cuales nos señalan cas ambios en las relaciones sociales y políticas de los individuos, especialmente, en aquellos provenientes de lclases bajas y medias del desconocido país en cuestión. Sin embargo, no quedan claras las razones de estos acontecimientos, en ningún momento se menciona aspectos que nos puedan dar alguna pista.

Por otro lado, en el mundo de lo “fictioso” ocurren cosas intensas, muy relacionadas al pasado y presente paralelo de Emily. Las situaciones que logra observar la narradora son a veces dulces, a veces violentas, pero que, en parte, contribuyen a moldear y adentrarse en la psicología de la niña. En todo caso, este traspaso del mundo real al ficticio, y viceversa, es expuesta con total naturalidad, lo cual en un comienzo puede distraer al lector/a.

La curiosa historia de Emily nos es contada a través de la voz narradora, quien relata los hechos de manera prudente y pasiva, sin emitir juicios de valor al respecto; aspecto que llama mucho la atención, pues, todo o casi todo lo que sucede pareciera salir de la norma. La narradora -de quien no sabemos su nombre- y Emily permanecen mucho tiempo encerradas en casa, mirándose mutuamente, compartiendo la comida y las tardes de ocio entregadas a la lectura y la cocina. A medida que avanza la historia, Emily comienza a crecer, adquiriendo un carácter más decidido y veraz; asimismo, va trabando nuevas amistades, como con la pequeña June, Gerald  y el resto de los niños y niñas a quienes deben cuidar posteriormente. Se torna atractiva la trama en cuanto Emily crece y va tomando conciencia de su entorno y de las injusticias sociales acaecidas en su sociedad dañada y desesperanzada. Frente a la descomposición de los lazos sociales se desarrollan nuevas formas de autogestión lideradas por Emily, quien aparece como la figura central de la historia.

Entre los principales puntos de interés destaca cómo la autora combina lo social, lo humano y lo político en una misma narración. Doris llama a reflexionar sobre si es realmente posible que crisis así pudiesen darse en sociedades occidentales; además, nos llama la atención sobre las injusticias sociales y las formas colectivas de hacerles frente, pero también sobre las dificultades que guarda la juventud, fuera de los juicios morales y existenciales.

Otro punto interesante es que Doris hace de las mujeres las verdaderas protagonistas de sus historias, aspecto no menor en un mundo repleto de literatura representada por lo masculino como lo universal. Los escritos de Doris Lessing son considerados como feministas, en especial esta obra, en cuanto resaltan especialmente las características de sus mujeres protagonistas, fuera de todo romance, y capaces de hacerse cargo de situaciones adversas, tanto en el plano de lo público (Emily liderando agrupaciones autogestionadas)  como en el de lo privado (la mujer narradora cuidando de Emily, haciéndose cargo de esta “otra”). Sin embargo, es importante destacar que esta denominación no gustaba a la autora, quien en variadas entrevistas criticó al movimiento feminista por su afán de querer “destruir a los hombres”. Y, paaaaaff, claramente, Doris no entendió nada.

Como no hay muchas cosas claras en el libro, se permite al lector/a hacer diversas inferencias sobre el pasado, presente y futuro de las protagonistas y la sociedad a la que pertenecen. Sin embargo, en lo personal, mi experiencia con esta lectura fue extraña. Como comenté, la comencé hace un buen tiempo, pero no enganchaba con la historia, se me hacía aburrida o demasiado extraña, o no lograba cuajar los diferentes niveles y escenarios. Pero quise darme otra oportunidad y la leía camino al trabajo. Después la dejé nuevamente, pero porque había perdido el libro. Luego, lo encontré (detrás de un mueble en mi pieza, jajaja) y me propuse terminarlo sí o sí. Así que, mi experiencia, en realidad, no fue tan buena como me hubiese gustado. La novela posee un elevado nivel de abstracción: variados personajes sin rasgos específicos, escenarios inciertos, mezcla de realidad y compleja fantasía entrecruzadas. En fin, ¡léala si todo lo anterior se le hace interesante!

Portada del libro
Editorial: DeBolsillo
Pgs: 223