sábado, 18 de febrero de 2017

El beso de la mujer araña (1976), Manuel Puig

El beso de la mujer araña narra la historia de la intensa amistad entre Valentín Paz y Luis Molina, en el contexto de una dictadura militar del Cono Sur, por los años setenta. La historia, a simple lectura, es sencilla y transcurre en la celda que ambos comparten en prisión. Molinita, como amistosamente le llama Valentín, se constituye como un persona adorable, muy sentimental, la figura clásica del homosexual afeminado, fanático de las películas y muy preocupado por su familia, especialmente, su madre. Molinita cae preso por una supuesta corrupción de menores, sin embargo, él señala que “todo fue por amor”, que se enamoró perdidamente de un joven muchos años menor que él. Por su parte, Valentín es un revolucionario de izquierda que desafía la dictadura argentina de Videla. Muy contrario a la figura de Molinita, Valentín se muestra como un tipo duro, racional, muy disciplinado con la lectura de literatura marxista y decidido a luchar por una sociedad más justa. Valentín cae preso por las razones obvias. Tal como se aprecia, se trata de dos historias diferentes, de dos personalidades casi opuestas, pero que tienen en común la lucha por sus ideales.


Ambos comparten el día a día en la cárcel, pasa el tiempo y van construyendo una intensa amistad, compartiendo noches de boleros, relatos de películas y conversaciones sobre sueños y anhelos, en las cuales Molina siempre se muestra más ingenuo y romántico, en el amplio sentido de la palabra. En cierto sentido, este libro me recordó mucho a Tengo miedo torero del gran Pedro Lemebel, ya que también trata sobre la potente amistad entre un homosexual, travestido, y un joven revolucionario del FPMR, durante la época de la dictadura en Chile. Este parecido se debe, además, a que en ambas novelas se posiciona a la figura del homosexual de manera afeminada y desde la marginalidad social.


El beso de la mujer araña fue publicada en 1976 en México, país donde Puig huyó tras ser amenazado por grupos paramilitares argentinos. Sin embargo, la obra fue prohibida en Argentina, su país natal, principalmente debido a cuestiones ideológicas: diversas fuentes señalan que la imagen del revolucionario seducido por un homosexual va contra la imagen de revolucionario hombre de izquierda. En este sentido, El beso de la mujer araña, a través de su relato, supone un importante cuestionamiento al orden establecido, tanto político como moral. Las dictaduras del Cono Sur aparecen recurrentemente como escenografía de la novela latinoamericana. Bajo este contexto, y posteriormente, han surgido diversas obras que detallan diversos modos de ser y hacer en dictadura. En este caso, la dictadura no es el tema predominante de la novela, sino más bien el telón de fondo sobre el cual se desarrolla la trama.


De todos modos, pese a lo escandaloso que resultó ser su publicación, se han realizado diversas adaptaciones de la obra desde distintas géneros: comedias musicales, películas y obras de teatro. Estas adaptaciones reflejaron el éxito que Puig logró obtener contrariamente a las críticas y censuras a su obra. La literatura de Puig no dejó indiferente a la crítica y el público: desde la admiración de algunxs hasta el repudio de otrxs.


Lo interesante es que durante el desarrollo de la historia no ocurren situaciones excepcionales, sino más bien se trata de un relato tranquilo, en cámara lenta, pero que nos introduce por completo en él; muy especialmente, a mi modo de ver, por la ausencia de un narrador. Lo que hace Puig es contar la historia a través de diálogos entre los dos protagonistas, de manera tal que el lector/a va construyendo la conversación según asuma la palabra para tal o cual personaje. Esto me generó cierta confusión, ya que a ratos las voces de los personajes se fundían y ya no sabías quién estaba hablando.


A lo largo de la historia, uno de los elementos que más llama mi atención es la construcción lo femenino y lo masculino como dos polos opuestos –y muy acordes a cómo se entienden de la manera tradicional. Molina se define y se nombra a sí mismx como una mujer, y actúa de acuerdo a lo que tradicionalmente se entiende como una: muy dócil, muy servicial, muy sentimental, etc. Valentín, en cambio, se construye a sí mismo como lo antagónico –o al menos en un comienzo: el tipo racional, frío, valiente y varonil. De este modo, el autor traza un discurso que va reproduciendo, y desafiando al mismo tiempo, los estereotipos convencionales de género en una sociedad machista y dictatorial. Nos hace reflexionar sobre las construcciones sociales que aceptamos como naturales.

Manuel Puig


“-Mira, yo soy así, me hieren las cosas. Y te hice esa comida, con mis provisiones, y lo peor de todo: con lo que me gusta la palta te di la mitad, que podría haberme quedado la mitad para mañana. Y para qué... para que me eches en cara que te acostumbro mal.
-Pero no seas así, sos demasiado sensible...
-Qué le vas a hacer, soy así, muy sentimental.
-Demasiado. Eso es cosa...
-¿Por qué te callás?
-Nada.
-Decílo, yo sé lo que ibas a decir, Valentín.
-No seas sonso.
-Decílo, que soy como una mujer ibas a decir.”


El beso de la mujer araña es un libro que incomoda, que no nos deja indiferente. Especialmente, en un contexto en donde la homosexualidad era social y también penalmente condenada, esta obra desafió toda norma y convención social. He aquí el mérito de Manuel Puig, confeso homosexual de izquierda. Es que no podemos desligar la biografía/contexto de un autor con sus escritos: cada narración nos habla desde algún lugar de su ser. La literatura nos ofrece información de un tiempo y un espacio, y de su relación con su contexto social y cultural.


Con todo lo anterior, puedo decir que es un libro muy interesante para comprender el contexto sociocultural de la época y, especialmente, en lo referente a los patrones de género reproducidos en ella. Sin embargo, no es un libro que yo haya leído apasionadamente. Quizás sería bueno intentar con otro de este autor. ¿Boquitas pintadas?

Portada del libro
Editorial: Planeta
Pgs: 245